Para la ciencia.
La comunidad abarca todos los aspectos de nuestra vida: es el lugar donde vivimos, trabajamos, aprendemos y jugamos. En el curso de los últimos dos años, las personas en todas partes del mundo han padecido el aislamiento social debido a la pandemia de COVID-19. El aislamiento social propicia el aumento de las tasas de depresión, deterioro de la inmunidad y mortalidad prematura, y estos efectos negativos son incluso peores en las comunidades marginadas a causa de su raza, ingreso, orientación, sexual e identidad de género. Más allá del aislamiento social, hay otras condiciones en nuestras comunidades que afectan nuestra salud y bienestar llamados determinantes sociales de la salud. Pueden existir grandes diferencias en las expectativas de vida de personas que viven solo a cientos de metros de distancia, dada la seguridad del barrio donde viven y la calidad de sus escuelas. Las barreras al transporte y la falta de seguro médico pueden limitar el acceso a los servicios sanitarios y aumentar el riesgo de conductas perjudiciales para la salud, como omitir medicación o posponer la atención médica. Tener que recorrer distancias largas para acceder a alimentos nutritivos está relacionado con la inseguridad alimentaria, lo que expone a las comunidades a un mayor riesgo de enfermedades crónicas, como la enfermedad cardiovascular, el cáncer y la diabetes. También hay condiciones de salud ambiental negativas, como la mala calidad del aire, que pueden generar cáncer, enfermedad respiratoria y cardiovascular, y causar más de 6 millones de muertes prematuras cada año
Para la acción.
Para generar un impacto positivo en la salud pública de su comunidad, usted puede sumarse a una huerta comunitaria, donar alimentos enlatados sanos y culturalmente adecuados a los bancos de alimentos, y colaborar de manera voluntaria en la distribución local de alimentos. Apoye las soluciones dirigidas por la comunidad haciendo preguntas en foros públicos o uniéndose a un consejo consultivo comunitario. Obtenga información sobre cómo su Estado usa el financiamiento de la salud pública y abogue para que sus funcionarios electos locales usen los fondos del Plan de Rescate Estadounidense para abordar las desigualdades sanitarias. Aliente al Gobierno local a promover el diseño comunitario saludable que incluye parques, aceras y ciclovías, y a financiar programas para prevenir condiciones de vida insalubres. Busque asociaciones multisectoriales con participación comunitaria abogue por un enfoque que incluya la salud en todas las políticas como estrategia para mejorar la salud de la comunidad. Interactúe con sus pares de salud pública y con funcionarios electos acerca de temas de salud en las redes sociales
Para la salud.
Las personas que se sienten más respaldadas e incluidas dentro de sus redes podrían vivir más, responden mejor al estrés y tienen un sistema inmunitario más fuerte que aquellas que están aisladas de sus comunidades. No obstante, las investigaciones también muestran que se necesitan acciones intersectoriales para rediseñar las condiciones de nuestros ambientes sociales, construidos y naturales, para promover la equidad sanitaria y mejorar los determinantes sociales de la salud. Para promover este aspecto, el personal de salud pública debe poseer habilidades y conocimientos interdisciplinarios en temas como políticas, comunicación y análisis de datos. Los programas barriales como las huertas comunitarias no solo mejoran el acceso a alimentos nutritivos, sino que también cultivan el apoyo social y el bienestar emocional. Sumar elementos como aceras, parques, bibliotecas o carriles para bicicletas en los barrios promueve la actividad física, disminuye los efectos negativos del aire contaminado sobre la salud y genera un sentido de pertenencia comunitaria. Los esfuerzos locales deben mejorar la vivienda, la educación, los alimentos, el transporte y el medio ambiente, para promover la igualdad, la resiliencia y la salud tanto a nivel individual como comunitario.
Donde está usted.
La salud pública debe ir al encuentro de las personas. Múltiples aspectos de la identidad social, como la raza o el origen étnico, el género, la orientación sexual y la capacidad contribuyen con el bienestar físico y mental de un individuo. Las comunidades de color se ven fuertemente afectadas por los riesgos ambientales y tienden a vivir en zonas con altos niveles de contaminación, lo que lleva a un aumento de las probabilidades de morir por causas ambientales. Para lograr mejores resultados en el ámbito de la salud para las personas de todas las identidades, debemos conseguir la participación activa y reflexiva de los miembros de nuestras comunidades cuyas voces suelen ser ignoradas. Los enfoques colaborativos, multisectoriales y dirigidos por la comunidad que proponen cambiar las políticas y los sistemas pueden ocuparse de las condiciones que perpetúan las desigualdades y crear más resiliencia comunitaria.