Para la ciencia.
Aproximadamente tres cuartas partes de la totalidad de los trabajadores estadounidenses tienen trabajos que son difíciles o imposibles de hacer desde casa; esto significa que la mayoría de nosotros estamos en riesgo durante la pandemia de COVID-19.1 Las tasas más altas de hospitalizaciones y muertes por COVID-19 se dan entre los trabajadores de bajos ingresos.2 Millones de trabajadores de la salud no reciben los suministros ni el salario que necesitan durante la pandemia.3 Donde no se accede a los servicios de salud pública, o donde se han interrumpido, han aumentado los casos de COVID-19 y las muertes ocasionadas por la enfermedad.4 Asimismo, los beneficios en cuanto a licencia familiar no cubren a todos los trabajadores, lo cual expone a muchas personas, que se desempeñan en grandes empresas como las cadenas de supermercados, a una situación de riesgo sanitario y financiero.5
Para la acción.
Dígale al Congreso que apoya un programa de pago de préstamos para los trabajadores de la salud pública y otras disposiciones para garantizar la preparación de la salud pública. Abogue en su lugar de trabajo y su comunidad por la licencia por enfermedad pagada para los trabajadores. Solicite a los legisladores que apoyen programas que fortalezcan a los trabajadores de la salud pública, como quienes trabajan en la Administración de Recursos y Servicios de Salud de los Estados Unidos. Respete las normas que protegen a los trabajadores durante una pandemia, incluso las protecciones legales para los funcionarios de salud pública.6 Siga las pautas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) para proteger a los trabajadores esenciales limitando las veces que va a la tienda, lavándose las manos o usando desinfectante de manos, usando una máscara, manteniendo la distancia física y quedándose en su casa cuando está enfermo.7
Para la salud.
La protección de los trabajadores equivale a mejores resultados en cuanto a la salud.8 En los lugares donde la autoridad en materia de salud pública es fuerte, las comunidades presentan menores tasas de infecciones y muertes por COVID-19.9 Cuando las personas confían en los funcionarios responsables del sector de la salud pública y en los proveedores de servicios de salud, logran mejores resultados con respecto a la salud.10 Gracias a la inversión en una fuerza laboral sólida en el ámbito de la salud pública, se respaldan programas bien consolidados para proteger a las comunidades y contribuir a que las personas logren y conserven la salud física y mental.11,12 Si bien las iniciativas voluntarias respecto de la seguridad de los trabajadores no han demostrado ser efectivas, hasta ahora 14 estados han promulgado sus propias normas para proteger la salud de los trabajadores.13
Para la justicia.
Las personas de color tienen más probabilidades de desempeñar trabajos esenciales o temporales, lo que aumenta su riesgo de exposición. Los trabajadores de color del ámbito de la salud constituyen un porcentaje menor de la población en actividad, pero es más probable que ocupen puestos con salarios más bajos.3 También tienen una mayor probabilidad de infección o muerte por COVID-19: las enfermeras filipinas son solo el 3% del personal de enfermería, pero representan el 20% de las muertes ocasionadas por el virus en esta clase de trabajadores.14 Los equipos de protección y las pruebas no se distribuyen de manera equitativa entre el personal de limpieza y otros trabajadores de un hospital en comparación con los médicos y las enfermeras.15