Para la ciencia.
El aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que comemos y la situación de nuestros hogares afectan nuestra salud.[1] La exposición a la contaminación del aire empeora las enfermedades respiratorias graves como el asma,[2] y millones de estadounidenses corren el riesgo de beber agua que no es potable.[3] Las comunidades de color suelen enfrentar mayores riesgos de salud comunitaria, como una peor calidad del aire,[4] y menos oportunidades para mejorar la salud, como lugares seguros para caminar,[5] que sus contrapartes blancas. El cambio climático, que ya está afectando gravemente la salud y el bienestar de las personas,[6] ocasiona desastres naturales más frecuentes y extremos, como huracanes, inundaciones y sequías. Degrada la seguridad alimentaria y la calidad del agua y el aire, y aumenta los riesgos de padecer enfermedades transmitidas por vectores, como el virus del Nilo Occidental y la enfermedad de Lyme. El cambio climático, al igual que muchas amenazas para la salud, también afecta desproporcionadamente a las poblaciones ya vulnerables, como los ancianos, los niños pequeños, las personas que viven en la pobreza y las personas con enfermedades crónicas.
Para la acción.
Abogue por un mayor financiamiento para mejorar nuestra infraestructura hidráulica. Mantener los niveles actuales del servicio de suministro de agua costará alrededor de $1 billón en los próximos 25 años.[3] Solicite un financiamiento adecuado para apoyar a los trabajadores de la salud pública en el monitoreo de los efectos del cambio climático, así como en la preparación y la respuesta ante sucesos de esa naturaleza. Apoye las políticas que ayudan a mitigar y prevenir el empeoramiento del cambio climático, como las normas que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y las asociaciones que reducen la dependencia de las personas con respecto a los automóviles. Adoptar estas medidas y otras similares puede tener beneficios colaterales positivos para la salud, como mejorar la calidad del aire y fomentar el desplazamiento activo. Invierta en las comunidades más afectadas por el cambio climático y centre sus voces en la toma de decisiones sobre medidas en materia de clima y salud.[7] Perfeccione los sistemas de intercambio de datos para ayudar a mejorar la comunicación entre las partes interesadas del sector de la salud ambiental en el ámbito federal, estatal y local.[8] Reúnase con miembros de la comunidad para identificar recursos, necesidades y prioridades de salud ambiental.[9]
Para la salud.
Cada dólar gastado en programas de salud ambiental a nivel nacional y estatal ahorra $71 en gastos relacionados con el asma.[10] Los departamentos de salud en todo el país ya están ocupados preparándose para los efectos del cambio climático; muchos de ellos están participando en la Iniciativa Estados y Ciudades Preparadas para el Clima de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)[11] y adoptando el marco de cinco pasos de Fomento de la Resiliencia contra los Efectos Climáticos de los CDC.[12] Los departamentos de salud que utilizan el marco de trabajo denominado Fomento de la Resiliencia contra los Efectos Climáticos (BRACE, por sus siglas en inglés) han comunicado diversas historias de éxito,[13] como el lanzamiento de nuevas evaluaciones de vulnerabilidad y la colaboración entre sectores para reducir las emisiones. Abordar el cambio climático también conlleva nuevas oportunidades para salvar vidas y mejorar la salud. La investigación muestra que una política federal y estatal inteligente puede tener grandes efectos. Por ejemplo, los funcionarios federales calculan[14] que la reducción de las emisiones de las centrales eléctricas podría prevenir miles de muertes prematuras y generar miles de millones de dólares en beneficios para la salud pública
Para la justicia.
Las comunidades de color y las poblaciones de bajos ingresos cargan con la peor parte de los problemas ambientales. Algunos ejemplos son la contaminación con plomo en Flint, Michigan; el desplazamiento de la comunidad a causa de inundaciones costeras, y la ubicación de plantas de tratamiento de residuos.[15] La carga sobre la salud como consecuencia de la contaminación del aire es un 54% más alta para los estadounidenses negros que para la población general. Las comunidades de color tienen una carga sobre la salud 28% mayor que la población general.[10] Las soluciones equitativas para los problemas ambientales incluyen garantizar el acceso a aire limpio, al agua y a los espacios verdes.