Reconstrucción

Para la ciencia.
Reconstrucción no significa volver a donde estábamos antes de la pandemia de COVID-19; significa tener la visión de crear un mundo mejor, más inclusivo y más justo mediante la salud pública. Debe reconstruirse la infraestructura de la salud pública y debe reinvertirse en ella: menos del 3% del gasto en salud de los Estados Unidos se destina a la salud pública.1 En medio de la pandemia de COVID-19, los Estados Unidos enfrentan una creciente escasez de prestadores de atención médica.2 El racismo es una crisis de salud pública, que causa disparidades en la salud, incluso en las tasas de diagnósticos de COVID-19 y muertes a raíz de la enfermedad.3 En los Estados Unidos, la pandemia dejó en claro cómo la raza, el lugar y los ingresos pueden afectar la salud de una persona, e incluso la supervivencia.4 La falta de inversión en el mantenimiento del entorno urbanístico, como quitar las tuberías de plomo del tendido sanitario de la ciudad, le está costando dinero, salud y vidas a los Estados Unidos.5 Asimismo, una de cada cuatro personas en este país no tiene acceso a Internet de alta velocidad, lo que puede impedir el rendimiento académico y económico.6

Para la acción.
Debemos construir y reforzar la infraestructura de salud pública para protegernos contra futuras emergencias de salud pública. Es necesario solicitar fondos para las agencias de salud pública esenciales como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y la Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA, por sus siglas en inglés) para proteger al público antes, durante y después de las crisis de salud nacionales y mundiales. Continúe declarando el racismo como una crisis de salud pública, pero también escuche y siga a las personas negras, aborígenes y de color, que durante mucho tiempo han liderado las iniciativas para proteger y apoyar a sus propias comunidades. Trabajar en la esfera estatal para eliminar los impedimentos electorales, como las leyes en materia de identidad del votante y las restricciones contra los ciudadanos con condenas por delitos graves que se reinsertan en la sociedad.7 Reconstruir las protecciones ambientales que se han eliminado, con un mayor enfoque en las comunidades de color. Priorizar la reconstrucción de la infraestructura comunitaria con el fin de evitar los riesgos para la salud, como las tuberías de plomo.

Para la salud.
Cuando confiamos en la ciencia y actuamos en consecuencia, usando máscaras y distanciándonos físicamente, las tasas de infección por COVID-19 disminuyen.8 La inversión en salud pública muestra mejores resultados en cuanto a la salud y un menor gasto en salud en general9, además de salvar vidas: 19,000 personas solo a partir de la ampliación de Medicaid a través de la Ley de Cuidado de Salud Asequible.10 Los niños con acceso a Internet de banda ancha de alta velocidad tienen mejor rendimiento educativo y mejor salud.11 El asma es la tercera causa principal de hospitalización de niños en los Estados Unidos. Cada caso cuesta alrededor de $4,000, pero cada $1 gastado en programas nacionales y estatales permite ahorrar $71 en gastos relacionados con el asma.5 Todos debemos participar en la reconstrucción para mejorar la salud y podemos ver los éxitos obtenidos, por ejemplo, por los organizadores de color, que han movilizado a sus comunidades en favor de la justicia ambiental12 y la concurrencia histórica de votantes para proteger la salud pública.13

Para la justicia.
Es más probable que las familias negras y las comunidades rurales no tengan acceso a Internet de alta velocidad,14 que ya no es un lujo, sino un requisito para la escuela y los trabajadores que trabajan a distancia. La COVID-19 no solo afecta más a los pacientes de color, sino también a los prestadores de atención médica.15 Apoyar a quienes ya están haciendo el trabajo dentro de sus comunidades reconoce a los miembros de la comunidad como expertos y líderes, y los empodera.16 Podemos crear un mundo mejor, más inclusivo y más justo mediante la salud pública.