Para la ciencia.
La comunidad abarca todos los aspectos de nuestra vida: es el lugar donde vivimos, trabajamos, aprendemos, jugamos y oramos. Estos son los factores sociales determinantes de la salud. Demasiadas personas en los Estados Unidos enfrentan impedimentos comunitarios para acceder a la salud y el bienestar. Al menos4 millones de hogares estadounidenses albergan a niños que están expuestos a altos niveles de plomo,1 y se considera que alrededor de 6 millones de hogares estadounidenses no reúnen las condiciones de habitabilidad.2 Nuestras comunidades sociales también afectan nuestros comportamientos en lo referido a la salud. Es más probable que los adolescentes adopten conductas riesgosas con respecto a la salud, como fumar,3 enviar mensajes de texto mientras conducen o no usar el cinturón de seguridad4 si sus amigos hacen lo mismo. Además, las personas mayores, que viven solas y se sienten solas, tienen un 26 % más de riesgo de mortalidad.5 Incluso entre la población general, se ha descubierto que la soledad es un mayor riesgo para la salud que la obesidad.6
Para la acción.
Obtenga información sobre cómo su estado utiliza los fondos destinados a la salud pública y utiliza las Evaluaciones del impacto en la salud para identificar los problemas de salud pública clave en su comunidad. Invite a sus pares de salud pública y funcionarios electos a participar en estos temas a través de las redes sociales, Facebook y Twitter. Únase a un jardín comunitario o done alimentos enlatados saludables a los bancos de alimentos. Anime a los funcionarios locales a que apoyen el diseño comunitario saludable que incluya parques, aceras y carriles para bicicletas, y a que financien programas para prevenir las condiciones de vida deficientes. Manténgase informado sobre las noticias dentro de su distrito escolar para asegurarse de que los niños de menores recursos satisfagan sus necesidades para poder aprender. Haga preguntas en foros públicos, como reuniones virtuales del ayuntamiento, para iniciar conversaciones sobre la salud pública.
Para la salud.
Las personas con mayores sentimientos de apoyo e inclusión dentro de sus redes tienden a vivir más,7 responden mejor al estrés y tienen un sistema inmunológico más fuerte8 que aquellas que están aisladas de sus comunidades. El apoyo social y la aceptación familiar entre los jóvenes LGBTQ reducen significativamente las tasas de intentos de suicidio.9 Los jóvenes transgénero tienen menos ideas de suicido y comportamiento suicida cuando el nombre elegido se usa constantemente.10 Los comportamientos negativos para la salud, como fumar o consumir alcohol y drogas, disminuyen a medida que quienes integran las redes sociales de una persona también abandonan esos hábitos.11 Las aceras bien mantenidas fomentan la actividad física,12 y las redes de ciclismo seguro generan más ciclismo y menos lesiones entre los ciclistas.13 Las tasas de muertes evitables generalmente disminuyen en las comunidades donde aumenta el gasto en salud pública local.14
Para la justicia.
Las comunidades de color suelen enfrentar mayores riesgos de salud y tienen menos oportunidades en favor de la salud que sus contrapartes blancas.15 Estos riesgos tienen consecuencias que se propagan más allá del hogar: las desigualdades en el acceso a la atención médica y la discriminación habitacional aumentan la tasa de enfermedades crónicas,16 los delitos y la violencia17 y ocasionan niveles más bajos de rendimiento educativo.18 Las personas LGBTQ enfrentan riesgos desproporcionadamente más altos de sufrir enfermedades de transmisión sexual, enfermedades cardiovasculares, obesidad y suicidio.19 La falta de minorías en puestos de liderazgo dentro de las profesiones y las comunidades contribuye a las disparidades persistentes que se observan en la salud pública.20 Cree equidad racial en el ADN de su trabajo en salud pública.21 Escuche a los líderes y organizadores comunitarios que saben lo que necesitan sus comunidades y apoye el trabajo que ellos ya están haciendo para generar cambios.