Para la ciencia.
El cambio climático plantea una de las amenazas a la salud pública más importantes hoy al crear una serie de efectos interconectados sobre la salud humana. Con el aumento de las temperaturas globales, las olas de calor se vuelven más frecuentes, aumentan el riesgo de insolación y empeoran las enfermedades cardiovasculares. Las temperaturas más altas y los cambios en las precipitaciones expanden el área de extensión geográfica de los insectos portadores de enfermedades, generando más casos de enfermedades transmitidas por vectores, como el virus del Zika. El aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero empeora la calidad del aire, al atrapar la contaminación y aumentar los alérgenos que agravan las enfermedades respiratorias y cardiovasculares. La sequía lleva a que sean más frecuentes e intensos los incendios, cuyo humo disminuye aún más la calidad del aire. Las inundaciones causadas por tormentas intensas provocan daños a la propiedad y la infraestructura, crecimiento de moho, escasez de alimentos y contaminación del agua. Las inundaciones pueden generar lesiones y muertes debido al trauma y al ahogamiento y aumentar el estrés y la ansiedad que, a su vez, afectan negativamente la salud mental y el bienestar.
Si no avanzamos con soluciones proporcionales a la gravedad de esta crisis, estos impactos solo van a empeorar y generarán un daño desproporcionado a las personas más vulnerables. Determinadas poblaciones, como los niños, las personas embarazadas, las personas de bajos ingresos, los adultos mayores, las personas con discapacidades como enfermedades crónicas, las comunidades de color, los pueblos aborígenes, las comunidades tribales, los inmigrantes, las personas sin techo y las personas que trabajan al aire libre se ven desproporcionadamente más afectados por la contaminación ambiental y el cambio climático, ya sea porque son inherentemente más vulnerables o porque su resiliencia ha sido obstruida por años de desinversión y racismo sistémico.
Para la acción.
Si bien el cambio climático perjudica a todos, las personas de color y aquellas con menores ingresos padecen mayores efectos perjudiciales para la salud a causa del cambio climático que las personas blancas y adineradas, pese a ser menos responsables del problema. Para abordar las desigualdades sociales y mejorar nuestra salud, necesitamos fortalecer las asociaciones con las comunidades más afectadas por el cambio climático, promover soluciones dirigidas a la comunidad y mejorar el acceso a la atención sanitaria.
Comparta su historia y conviértase en un comunicador del clima porque las historias personales de fuentes confiables hacen que las personas puedan sentirse identificadas con los efectos del cambio climático en la salud. Inste a los legisladores a ayudar a las comunidades de la salud pública y a las comunidades médicas a prepararse para las amenazas a la salud generadas por el cambio climático y para responder ante estas. Defienda las políticas que apoyan una transición justa hacia una economía baja en carbono. Respalde a su departamento de salud local para promover la equidad sanitaria y la resiliencia climática.
Para la salud.
La creación de comunidades sólidas las hace más resilientes. Las comunidades con mayor cohesión logran mejores resultados en cuanto a la salud después de los desastres relacionados con el clima. Abordar el cambio climático en conjunto con otras desigualdades, como la injusticia racial, ayuda a mejorar la salud de las comunidades. Si podemos mantener el cambio climático por debajo de los 2 °C, podemos mejorar drásticamente la salud de los niños nacidos en la actualidad por el resto de su vida. Y sabemos que tomar medidas para reducir y detener el cambio climático hoy redundará en menos brotes de enfermedades y una mejor salud mental en el mundo entero.
Donde está usted.
El racismo estructural ha empujado a las comunidades de menores ingresos y a muchas personas de color a zonas que tienen menos recursos y más vulnerabilidad climática, como áreas inundables e islas de calor urbano. La raza es el principal indicador de la instalación de establecimientos que liberan residuos tóxicos en este país, lo que convierte a la contaminación del aire en un problema a raíz del cual las comunidades de bajos ingresos y las personas de color reciben una parte desproporcionada de las emisiones tóxicas. Los miembros de las comunidades afectadas que tienen discapacidades corren incluso un riesgo mayor, dado que su acceso a los servicios de atención sanitaria y a información de emergencia suele ser limitado, y presentan históricamente altas tasas de enfermedad, lesiones o muerte a causa de los desastres que genera el cambio climático. Por todo esto, tenemos que abordar este problema global invirtiendo en soluciones locales que satisfagan las necesidades de las poblaciones de primera línea y ocuparnos de las cargas desproporcionadas que soportan; las comunidades afectadas tienen que ser las propulsoras de las políticas climáticas y tener un alto grado de participación en la toma de decisiones al respecto. Los líderes de salud pública deben trabajar con las comunidades para asegurar que la mejor ciencia y las mejores políticas que abordan la injusticia climática estén presentes en todas las conversaciones sobre soluciones para el cambio climático.